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Un misterioso dispositivo diseñado para proporcionar a su dueño la vida eterna resurge después de cuatrocientos años, dejando un rastro de destrucción a su paso. En una entrevista incluida en la edición Criterion de esta película, Ron Perlman comenta cómo se suponía que Angel hablaba español con fluidez. Ron Perlman lo intentó, pero Guillermo del Toro encontró que su lectura era completamente inutilizable. Entonces, el personaje fue cambiado a un expatriado estadounidense que odia tanto estar en México, que el poco español que habla es deliberadamente malo. Cuando Jesús busca a Aurora después de que ella toma el Cronos, al pasar por dos puertas, se detiene. Detrás de él, reflejados en el vidrio de la puerta, están la tripulación y el equipo. [Discutiendo por qué Deiter quiere el Cronos] Jesús Gris: Cree que lo ayudará a vivir más. Ángel de la Guardia: [risas] Ese hijo de puta no hace nada más que cagar y mear todo el día, ¿y quiere vivir más? Se ha agregado algo de desnudez explícita al lanzamiento del video de EE. UU. Aunque el estreno principal en los cines de Estados Unidos contiene un prólogo y fragmentos de diálogo en inglés, un lanzamiento en el mercado secundario será completamente en español. Destacada en Masters of Horror (2002). Die Schöne MüllerinFranz SchubertArreglov: Charlotte Georg (como Lee Ashley) BMIEditor: Software Music BMICartesía de Capitol Productions Music – Ole Georg. Severamente subestimada en este sitio web, Cronos es una historia apasionante que cautiva al espectador durante todo su metraje. La película debut de Guillermo Del Toro es una historia reflexiva y desgarradora que logra ser fresca, intrigante y única, al mismo tiempo que logra cautivar la atmósfera de las películas de terror en el mismo estilo que El resplandor, por lo que es una película familiar primero y una película de terror segundo. Cronos definitivamente no está asociada con el extremo slasher del mercado del terror y no se acerca ni de lejos al sórdido asalto al significado que proporciona la coreografía. Lo que Cronos logra es atacar la mente y el alma, la esencia de lo que una película de terror debe hacer si quiere dejar una impresión duradera. Teniendo en cuenta esto, puedo entender, hasta cierto punto, de dónde viene la calificación mediocre: no es un festín de sangre, no proporciona un susto repentino por segundo y no tiene escenas gratuitas de ojos medidos por picos oxidados, pero como cualquier verdadero fanático del terror sabe, estos son simplemente espectáculos secundarios de películas de terror superiores como El resplandor, como La niebla, y Cronos, si bien no está completamente en la cima, está muy cerca. Hay tres cosas que se destacan en esta película y que definitivamente hacen que valga la pena verla. La más sutil es el comentario sobre las relaciones entre Estados Unidos y México que Guillermo Del Toro ha esparcido a lo largo de su película. Proporciona una visión interesante de cómo él, y sin duda muchos mexicanos, se sienten acerca de sus encuentros con los Estados Unidos, que siempre busca ser dominado y debe mantenerse solo, en un esfuerzo por tener éxito. La más obvia son las notables referencias cristianas y el juego de nombres intencional. Nuestro protagonista, el anticuario, se llama Jesús por simples razones de reencarnación, pero hay muchos «mi Dios», «mi Señor» y otros comentarios similares a lo largo de la película, sin duda hay una subtrama por parte de los realizadores para enfatizar el bien que aún emana de nuestro protagonista. La nieta y la esposa de Jesús se llaman Aurora y Mercedes respectivamente, y conocer el significado de sus nombres que son «amanecer o primera luz» y «misericordia» le da al final de la película una sensación de completitud. Finalmente, cabe destacar la actuación de Federico Lupi y Tamara Shanath, quienes brindan la autoridad necesaria incluso en movimiento, si no a través de la voz, para transmitir el profundo vínculo emocional entre abuelo y nieto que, cuando todo lo demás se elimina, es la principal fuerza impulsora de esta historia, y una que te hará volver por más.
